Rubor de Guerra**
Dejamos pasar
las cabezas desnudas,
los pies de tres dedos,
las lágrimas encarceladas,
los brazos sin sus codos,
los hijos con sus abuelas.
Dejamos pasar
-en el cerco de la noche-
un torrente,
el dibujo del patriotismo,
la pura destrucción
y una hilera de sonrientes.
Dejamos pasar
el infierno mismo,
mordiéndonos los zapatos,
los lunares,
y una amiga llena historias,
rumores e insidias,
cobija los animales
tapando la tierra,
protegiendo, como nunca,
a los hijos.
Dejemos pasar
este rubor de guerra
que al final,
es una historia de locos
sin miradas.
Dejémonos pasar.
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